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MATERIAS PRIMAS EN UNA CARTERA DIVERSIFICADA: FUNCIÓN Y DIMENSIONAMIENTO
Comprenda cómo la inclusión de materias primas puede reducir el riesgo de su cartera y, al mismo tiempo, ofrecer protección contra la inflación. Además, obtenga orientación práctica sobre estrategias de dimensionamiento ideales.
¿Por qué invertir en materias primas?
Las materias primas (bienes físicos como el oro, el petróleo, el gas natural, el trigo y el cobre) desempeñan un papel único en las carteras de inversión. A diferencia de las acciones o los bonos, la rentabilidad de las materias primas se basa principalmente en las tendencias macroeconómicas, la dinámica de la oferta y la demanda, los acontecimientos geopolíticos y los patrones climáticos, más que en las ganancias corporativas o los tipos de interés.
Los inversores buscan materias primas por varias razones clave:
- Diversificación: Las materias primas suelen presentar una correlación baja o negativa con las clases de activos tradicionales, como las acciones y los bonos. Esto significa que, cuando las acciones caen, los precios de las materias primas pueden mantenerse estables o incluso subir, lo que ayuda a amortiguar las pérdidas generales de la cartera.
- Cobertura contra la inflación: Las materias primas físicas, en particular los metales preciosos y los recursos energéticos, tienden a apreciarse durante los períodos inflacionarios. Esto permite que las carteras mantengan el poder adquisitivo a medida que suben los precios al consumidor.
- Exposición a las macrotendencias globales: Las materias primas pueden aprovechar los beneficios del crecimiento global (p. ej., el cobre en la expansión de infraestructura) o la escasez de recursos (p. ej., inversiones en agricultura e agua).
- Oportunidades tácticas: La estacionalidad, los fenómenos meteorológicos y las perturbaciones geopolíticas suelen introducir volatilidad de precios en los mercados de materias primas, lo que ofrece oportunidades potenciales para los inversores tácticos.
Se puede acceder a las materias primas a través de varios instrumentos, entre ellos:
- Inversión directa: Contratos de futuros y mercados al contado de materias primas (adecuados para inversores sofisticados familiarizados con los derivados).
- Fondos cotizados en bolsa (ETF): Estos replican materias primas individuales o índices de materias primas, lo que proporciona comodidad y liquidez.
- Acciones centradas en materias primas: Acciones de empresas mineras, energéticas o agrícolas Las empresas ofrecen exposición indirecta.
- Fondos mutuos y fondos de cobertura: Opciones gestionadas profesionalmente que incorporan materias primas como parte de un mandato de inversión más amplio.
Si bien las materias primas ofrecen beneficios únicos, también conllevan riesgos específicos. Estos incluyen alta volatilidad, falta de generación de ingresos (a diferencia de los dividendos o intereses) y exposición a externalidades imprevistas. Por lo tanto, la inclusión de materias primas en una cartera debe hacerse con cuidado, con una comprensión clara de su propósito y perfil de riesgo.
Cómo las materias primas ofrecen diversificación de cartera
Uno de los papeles clave que desempeñan las materias primas es mejorar la diversificación de la cartera, un principio fundamental de la teoría moderna de carteras. La asignación de activos entre inversiones no correlacionadas ayuda a reducir la volatilidad general y mejora la rentabilidad ajustada al riesgo a lo largo del tiempo.
Las materias primas destacan porque sus fluctuaciones de precios suelen diferir notablemente de las de las acciones y los bonos. Si bien los precios de las acciones pueden desplomarse durante recesiones económicas o períodos de inflación creciente, materias primas como el oro o el petróleo pueden tener un rendimiento positivo, impulsadas por diferentes factores subyacentes.
Así es como diversas categorías de materias primas contribuyen a una mayor estabilidad de la cartera:
- Metales preciosos (p. ej., oro, plata): Generalmente se consideran un refugio seguro durante crisis financieras, incertidumbre política o picos inflacionarios. El oro, en particular, sigue siendo una reserva de valor popular.
- Energía (p. ej., petróleo, gas natural): Se ve influenciada por acontecimientos geopolíticos, decisiones de la OPEP y shocks de oferta. Los aumentos repentinos de precios pueden coincidir con eventos que afectan negativamente a la renta variable.
- Productos agrícolas (p. ej., trigo, maíz, soja): Reaccionan a los patrones climáticos, la demanda mundial de alimentos y las políticas comerciales. Su rendimiento no está relacionado en gran medida con los mercados tradicionales.
- Metales industriales (p. ej., cobre, aluminio): Se correlacionan más estrechamente con la actividad económica mundial y los ciclos de inversión en infraestructura.
Al incluir materias primas con distintos impulsores de rentabilidad, los inversores pueden suavizar el rendimiento cíclico de sus carteras. Por ejemplo, cuando los mercados de valores se corrigen debido a un endurecimiento de la política monetaria, las materias primas sensibles a la inflación, como la energía o los metales, pueden repuntar, lo que ayuda a compensar las pérdidas en otros mercados.
Según datos históricos, la correlación entre las materias primas y las acciones ha fluctuado entre negativa y ligeramente positiva, dependiendo de la materia prima específica y el entorno macroeconómico. Por ejemplo, entre 2000 y 2020, el oro mantuvo una correlación cercana a cero o negativa con el S&P 500 durante varios períodos, lo que aumenta su atractivo como diversificador.
Además, las materias primas pueden proteger las carteras contra exposiciones a riesgos específicos:
- Riesgo de inflación: Los precios de las materias primas suelen subir con la inflación, lo que preserva la rentabilidad real.
- Riesgo cambiario: Las materias primas se cotizan en dólares estadounidenses a nivel mundial. Para los inversores que no utilizan el dólar estadounidense, esto puede cubrir o exacerbar la exposición a divisas.
- Riesgo de tipo de interés: A diferencia de los bonos, la mayoría de las materias primas no se ven afectadas por el aumento de los tipos de interés. De hecho, las materias primas suelen prosperar durante los ciclos de ajuste impulsados por el temor a la inflación.
Una asignación diversificada de materias primas —que abarque energía, metales y agricultura— puede ayudar a reducir las pérdidas de la cartera y mejorar la resiliencia general. Sin embargo, las correlaciones pueden cambiar durante períodos de estrés extremo, por lo que los beneficios de la diversificación pueden variar en plazos más cortos.
Dimensionamiento práctico de las asignaciones de materias primas
Para determinar la proporción de una cartera que se debe asignar a materias primas es necesario equilibrar los beneficios de la diversificación con los riesgos inherentes de esta clase de activos. A diferencia de las acciones o los bonos que generan ingresos o representan entidades generadoras de valor, muchas materias primas no generan flujos de efectivo, lo que hace que la asignación sea especialmente estratégica.
No existe una solución única para todos, y la asignación depende de varios factores específicos de cada inversor, entre ellos:
- Horizonte de inversión: Los inversores a largo plazo podrían tolerar mayores asignaciones a materias primas, aprovechando sus propiedades de cobertura contra la inflación a lo largo del tiempo.
- Tolerancia al riesgo: Quienes tienen un mayor apetito por el riesgo pueden utilizar las materias primas de forma táctica y aceptar su volatilidad.
- Combinación de activos existente de las carteras: Las carteras con una alta ponderación en renta variable pueden beneficiarse más de las materias primas que las carteras ya bien diversificadas.
- Perspectivas de inflación: En entornos de inflación creciente, aumentar la exposición a las materias primas puede actuar como una maniobra defensiva.
Como pauta general, la mayoría de las inversiones institucionales y minoristas Las carteras asignan entre el 5% y el 15% de sus inversiones a materias primas y activos reales. A continuación, se detalla cómo se podría implementar la exposición a las materias primas:
- 5% — Asignación defensiva: Proporciona una diversificación moderada y sirve como cobertura contra la inflación. Normalmente incluye oro o un ETF de materias primas de amplio espectro.
- 10% — Estrategia equilibrada: Incorpora múltiples tipos de materias primas (metales preciosos, energía, agricultura) a través de ETF o fondos gestionados. Los instrumentos de menor volatilidad mejoran la consistencia.
- 15% o más — Posicionamiento táctico: Permite la rotación activa entre sectores de materias primas según perspectivas macroeconómicas. Adecuado para inversores con más experiencia dispuestos a gestionar exposiciones dinámicas.
El dimensionamiento de la posición también debe considerar:
- Exposición al apalancamiento en derivados/futuros: Los contratos de futuros implican margen y pueden superar rápidamente los porcentajes nominales de la cartera.
- Necesidades de liquidez: Las materias primas pueden presentar dificultades de sincronización. La iliquidez en los fondos centrados en materias primas puede complicar el reequilibrio.
- Tratamiento fiscal: Las ganancias a corto plazo en materias primas, especialmente las de futuros, pueden tributar de forma diferente a las de las acciones o bonos mantenidos a largo plazo.
Un método eficaz para gestionar la asignación de materias primas es utilizar el dimensionamiento ajustado a la volatilidad: escalar las exposiciones en función de la volatilidad del activo en relación con la cartera. Esto garantiza que el tamaño de las posiciones se gestione para igualar la contribución al riesgo, en lugar de limitarse a la asignación de capital.
Además, los inversores pueden utilizar marcos de paridad de riesgo, en los que las materias primas se asignan proporcionalmente a su contribución al riesgo, no solo a la rentabilidad bruta. Estas técnicas avanzadas buscan construir carteras más equilibradas donde ninguna clase de activo domine el riesgo de la cartera.
Un reequilibrio inteligente es esencial cuando las materias primas se incluyen en carteras multiactivo. Debido a su variabilidad inherente, las asignaciones de materias primas deben revisarse al menos trimestralmente, asegurándose de que se mantengan dentro de los rangos estratégicos o tácticos alineados con los objetivos del inversor.
A medida que los mercados evolucionan, reevaluar periódicamente su exposición a las materias primas, no solo en cuanto a tamaño, sino también a tipo (directa vs. derivada, amplia vs. sectorial), es clave para mantener carteras disciplinadas y diversificadas, alineadas con sus expectativas y capacidad de riesgo.
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